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martes, 1 de diciembre de 2009

Ensayo sobre el amor 2pt.


Estoy recostada sobre la alfombra inventando figuras en el techo, pensando en lo inútil que resulta pensar el amor. El amor pensado es como pensar a dios. Dios pensado no existe. Hablar del amor es como beberse la sed o comerse el hambre.

Preferiría hablar de sus ojos. Creo que sus ojos valen por todas las desdichas posibles.
Sé que no estoy llegando a ningún lado, que la brújula de mi corazón está tan rota como todo lo que germina aquí adentro, y eso es motivo suficiente para abandonarse a la desesperación, o bien para revolcarse entre los escombros, los cadáveres absolutos, el humo de las ruinas y levantar, comenzar a levantar…


Se va cayendo poco a poco al principio, uno mira las formas y se va enamorando de ellas, nunca es el amor a una persona, el amor viene de las formas, lo que se siente también es un forma. Sus colores esconden intrincados sistemas, líneas con volumen o sin ellas, círculos, esferas, conos, heptaedros, trapecios que sin advertirlo van pariendo una nueva esquina o un vértice cuadrado. No sé, ya no sé, ya no puedo parar, mi pasado es un loco empuñando un hacha y yo tengo que correr y correr, huir para siempre.


Esta nostalgia es a penas el filo del hacha que se ha llevado un poco de carne en el último intento. Pero aun desde el más profundo abismo basta pensar la luz para que algo se ilumine; los trazos de su rostro se han cargado de un extraño filo aquí dentro; una ceja levantada, un guiño, una sonrisa suya abre la carne tierna de la memoria.

Tras un largo contemplar de las paredes descubrí que la humedad viene de mis huesos. No está bien; será difícil sostener estas ruinas con sus raíces en el aire; dejarse reventar como un ojo frágil, pero  nada se construyó para la eternidad, porque la eternidad no ha sido construida todavía.

Si el amor  fuese mentira ¿qué le dejaríamos a la muerte? a ese constante movimiento hacia la tumba, el frío, la inmovilidad, el silencio. Acaso el desprendimiento total ¿no podría ser el umbral hacia lo eterno? ¿Quién no ha sentido la urgencia de abandonar esta sala de espera? alguien dijo que la vida está en otro lugar, pero se largó sin dejar mapas. Hace tiempo que no siento en mi pecho un corazón, sino una brújula con la flecha rota.

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